Tu sombra hiende la distancia
es como un pétalo de sal
y tu mirada me saca el aire
será la herida de Paris.

martes




Todo gira alrededor de mi casa en estos días. Porque la siento invadida, rellena, densa. La recorro y me falta el aire, no encuentro ni esquinas ni huecos donde permanecer. No es mi casa porque sus espacios no responden a las funciones normales, a la rutina diaria de todos mis años en ella. No me reconozco en mi casa.

La imagen es de la cocina de mi otra casa, la de mi papá, que es menos casa que mi casa, aunque intentamos volverla siempre más casa de lo que es. Y eso está bien, hay que seguir intentando.

Por otro lado, vamos a vender mi casa, eventualmente, y quisiera aprovecharla. Habitarla en cada uno de sus recovecos, vivirla y recordarla. Gastarla y guardarla. Pero no puedo si mi casa ha sido invadida, y entonces me cuesta mirar las paredes, no logro concentrarme en sus objetos, me es imposible palpar sus texturas y dimensionarla de verdad.

Pero el jueves... el jueves! El jueves recuperamos la casa. Claro que, nunca dejamos de estar en ella, pero al fin vamos a recuperar su cotidianeidad y no esta convivencia forzada y oprimida por un techo incómodo. Y no me siento culpable por este deseo de que se vayan y este placer de que sea este mismo jueves. Es mi casa y es hora de que pueda expandirme en ella a mis anchas.

Todo gira alrededor de mi casa en estos días. Pero desde el jueves voy a poder girar dentro de mi casa y devolverla a mis días.